miércoles, 13 de enero de 2016

FILEMÓN Y BAUCIS

ZEUS Y HERMES EN CASA DE FILEMÓN Y BAUCIS (Jacob van Oost)
Filemón y Baucis eran dos ancianos que vivían en una cabaña muy humilde.
Un día Zeus (Júpiter) y Hermes (Mercurio) bajaron a Frigia, disfrazados, para poner a prueba la bondad y hospitalidad de las gentes. Vagaron durante mucho tiempo por el pueblo pidiendo un lugar donde descansar y reponer fuerzas, pero nadie se dignaba a darles cobijo.
Hasta que llegaron a la choza de Filemón y Baucis, los cuales no solo les permitieron pasar dentro sino que, a pesar de ser pobres y humildes, les agasajaron con toda la comida y bebida que podían ofrecer. Incluso estaban dispuestos a cocinarles la única oca que tenían en su establo. La oca intentaba escapar de los dos ancianos, que apenas podían perseguirla, y fue a esconderse donde estaban los dioses (que es lo que representa el cuadro).
En ese momento Zeus y Hermes se dieron a conocer y los dos ancianos quedaron totalmente asombrados al contemplar quiénes eran en realidad sus invitados. Los dioses les agradecieron infinitamente su hospitalidad y les invitaron a acompañarles a lo alto de un monte para que no fueran víctimas del castigo que iban a imponer a todos los habitantes del pueblo por haber sido egoístas y negar ayuda a dos necesitados. Entonces enviaron un diluvio que destruyó todas las casas y en el lugar donde estaba la de los ancianos apareció un templo.
En agradecimiento por haber sido tan amables con ellos, los dioses les concedieron un deseo. Filemón y Baucis, lejos de pedir poder y riqueza, solicitaron ser sacerdotes de ese templo y cuando llegase su hora final, morir juntos. Los dioses, impresionados por la bondad y el amor que se profesaban los dos ancianos, les concedieron su deseo. Así, tras una larga y feliz vida juntos, cuando estaban en el umbral de la muerte, fueron metamorfoseados en árboles: Filemón en encina y Baucis en tilo, uno a cada lado de la entrada del templo que tan fielmente habían guardado en vida.